Escrito por: Edgardo Reyes
Amaneció el 24 de diciembre, en la víspera de navidad, todos están felices al llegar la noche buena, la fiesta se llena de obsequios y se vuelve mágica para cada niño del planeta.
Amaneció el 24 de diciembre, en la víspera de navidad, todos están felices al llegar la noche buena, la fiesta se llena de obsequios y se vuelve mágica para cada niño del planeta.
Aunque
esta noche una niña se encuentra muy triste, su familia no esta completa; sus
padres están separados, no por falta de amor, sino por culpa del destino, su
padre había viajado en busca de nuevas oportunidades hacia los Estados Unidos, dejando
en El Salvador a sus seres queridos, su esposa y su pequeña hijita Yanira Reneé,
quien nunca abandonó la fe y en su corazoncito anidaba la esperanza que aquella
noche llena de amor y milagros le traería su obsequio mas deseado; la niña era una fiel creyente de la magia de
la navidad pero esta vez el espíritu navideño no lograba abrazarla.
Ese
día transcurrió entre las carreras de siempre, su madre haciendo compras de
último momento, los preparativos de la cena para disfrutar con la familia, pero
Yanira Reneé por primera vez en su vida no logro contagiarse con el espíritu de las navidades.
Llegó
la noche y la familia se reúne, los tíos
juntos con los primos llegaban felices esperando las 12 para destapar
sus obsequios, a las 11 de la noche todos
se reúnen en la mesa con su ponche en mano para narrar historias en familia,
su madre y su tío; contaron aquella historia que siempre repetían
una y otra vez, pero que Yanira Reneé por alguna razón nunca había escuchado,
esta vez puso mucha atención al relato,
“-Pues
si- dijo su madre -nadie nos cree… pero esa navidad, cuando yo tenía unos 8
años y escuché ruidos en el techo de la casa, Salí corriendo al jardín ¿ y… que
creen? ¡Santa estaba allí! su trineo estacionado en el techo y el señor gordo bajaba a entregarnos los
regalos, nadie quiso creer en ese entonces, ni nadie me cree ahora, pero digo la verdad.
-Todo
es cierto- dijo el tío, yo no vi
a Santa, pero si la parte trasera del trineo cuando se fue volando dejando la
casa.
Como
siempre todos gozaron de aquella
ocurrencia, y las burlas no se hicieron esperar, seguian de bichos mentirosos, lo
soñaron los cipotes o la pólvora los
hace alucinar.
Pero
Yanira René sonrió y su corazoncito empezó a abrigar una esperanza, la navidad
ya no era tan triste ¿y si Santa en verdad existe?, ¿le haría el milagro de la
navidad?, solo debía desearlo con todo su ser, con toda su alma y es posible
que le escuchara, nadie tenia el corazón
tan puro como el de esta pequeña, ni deseaba tanto ese obsequio , entre
pasaditas y risas se llegó la media noche, Yanira Reneé dio un salto al
escuchar decir -¡son las doce, ¡Feliz
Navidad! esta vez poseída por el verdadero espíritu navideño corrió hacia la acera de su casa, sus ojitos
buscaron con nerviosismo el carruaje de Santa, pero no vio nada, que decepción,
solo un gato corriendo por el tejado; a punto de derramar lágrimas, bajó su cabezita
y caminó despacio, muy despacito hacia
la casa, estaba por entrar cuando oyó un cascabel, y un reno resoplar, regresó
a la acera y esta vez su carita se iluminó, sus ojitos
brillaron y con la boca abierta se puso las manos sobre su cabeza, y exclamó --¡Santa
eres real!, ¡en verdad existes!--, grito a su familia, -¡vengan todos santa
está aquí! sobre nuestro techo, ¡Santa está aquí!,- saltando de alegría y señalando
hacia el trineo, todos llegaron pero
nadie mas lo vió, las campanas de las 12 empezaron a sonar y los fuegos
artificiales iluminaron la noche, los cuetes y morteros anunciaron el
nacimiento del Niño Dios, y nadie mas
logró ver a Santa, solo el corazón puro de aquella niñita lo pudo ver, Santa le
sonrió y con su tradicional
–jojojo- le dijo -¡Feliz Navidad Yanira Reneé!,- -jojojo- -¡feliz navidad!-….
- ¡Santa existe!, y me trajo un enorme obsequio-.
El
25 de diciembre el día de navidad los
boletos de avión por fin llegaron y Yanira Reneé y su madre volaron hacia San
Francisco a reunirse con su padre, y su deseo; ser una familia completa con
mamá y papá juntos; al creer en la magia de la navidad, Santa y el Niño Dios se
lo concedieron.
Por Edgardo
Reyes
DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS Si desea compartirlo en su blog o página puede hacerlo siempre que de el crédito al escritor y al blog cuentosleyendasmitos.blogspot.com
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