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miércoles, 17 de octubre de 2012

LA CASA EMBRUJADA


la casa embrujada


Los mosquitos se prendían en el silencio, como en un turrón. El tejado, musgoso y renegrido, era como la arada en un cerrito tristoso. El viento había sembrado allí una que otra gotera fructífera, con ráices diagua y flores redonditas de sol, que caminaban por el suelo y las paredes del interior. La casavieja taba dijunta, enderrepente.
Según algunos vecinos, aquel abandono se debía a que laija del viejito Morán, que vivió allí, bíamuerto tisguacal. El maishtro Ulalio decía que era porque espantaban: "Sale el espíreto de la Tona",decía; "yo luei visto tres veces: chifla y siacurruca; chifla, y se acurruca: después, mece las mangas y sedentra en el platanar".
Ño Mónico, que estaba loco de una locura mansita —porque hablaba disparates muy cuerdamente.
—, decía con el aire de importancia y superioridad que lo caracterizaba:

—¡Ah..., no señor..., nuai tales carneros aloyé, nuai tales!... Siesque vinieron los managuas, despacito..., y cerraron las puertas cuando era al mediodía, aloyé. Dejaron adentro a la Noche, que bíavenido a beber agua descondidas del sol. Allí la tienen enjaulada, aloyé, y la amarraron con una pita ematate. ¿¡Cómo se va!? Sestá pudriendo diambre: ya giede, aloyé, ¡ya giede!  Pasa ispiando por los juracos de la paré; y, cuando nuentran sapos, aguanta hambre. Dende aquí sioyen a veces los destertores de la goma. Se va en friyo, aloyé. Un diya destos va parecer la yelasón derretida por las rindijas. Los managuas la vienen a bombiar todos los diyas, con ronquidos diagua, para joderla más ligero, aloyé...

Los zopes no se paraban nunca en el tejado. A veces el gavilán le hacía un pase, con su cruz de sombra; y dicen que la casa se encogía y pujaba. Taba embrujada. De noche se oiba el juí,juí de una hamaca. Un chucho, que llegó un día a oler la casa, salió dando gritos de gente por el monte y montado en su cola.

Las hojas enormes de los majonchos le hacían cosquillas a la casa con las puntas. Sus sombras, enforma de cejas, se mecían en las paredes, que parecían hacer muecas nerviosas. En un ventanuco queestaba en la culata una araña había enrejado, por si abrían... Las hormigas guerreadoras le habían puesto barba en una esquina. De cuando en cuando, una teja desertaba en el viento. Una tarde en que Ulalio seacercó, le hablaron desde adentro. Puso atención, y oyó la voz, sin entender las palabras: "era como quevaceyan un cántaro" decía, "me dentro un friyo feyo en el lomo y salí a la carrera".

Una vez pasó cerca el cura. Le pidieron consejo y él quiso ir a ver la casa del embrujo. Se apió; y, remangándose la sotana, fue al platanar con Ulalio, la Chana y Julián.

—¿Quién vivió allí?
—El viejito Morán y suija que murió de lumonía. Otros dicen que taba tubreculosa.

El cura llegó hasta la mediagua. Los panales empezaron a confesar su misterio. Abrió sin temor las puertas desvencijadas. El cadáver de la noche, que había quedado recostado en la puerta, se derrumbó hacia afuera. Instintivamente, todos dieron un paso atrás. Rápida, como un rayo de carne, una culebra negra y brillante salió y se perdió en el monte. Los sapos venían saltando hacia afuera, como piedrasvivas. Entre los ladrillos verdosos, las rueditas de plata de las goteras se habían hecho hongos. El aire jediondo casi se agarraba con la mano. Una botella olvidada había ido apagando su brillo de puro terror.
El cura mandó a Julián por escobas y empezó a jalar los acapetates con una vara. Se desgajaban, haciéndose tierra. De aquella rama sombría del techo, los murciélagos se desprendían, como hojas, o sevolvían a colgar, como frutas pasadas.
El cura estuvo toda la tarde limpiando la casa. Bendijo un tarro de agua y lo regó por todas partes. Sacó un libro y susurró latines. Clavó una cruz de palo en un pilar y ordenó que se dejaran abiertas las puertas para que oreara, que se desenmontaran los contornos, que se cogieran las goteras, se plantaran flores en el suelo y se colgaran macetas de las vigas.
Días después, el cura pudo ver la casa resucitada. El patio liso y barrido, las enredaderas trepándose por las paredes y las macetas colgadas de las vigas. Sonriente y gordo, palmeó en la espalda de Ulalio y le dijo:

—¿Conque, embrujada, eh?...
—¡No creya Padre, entuavía sioye un bisbiseyo!.

CUENTOS DE BARRO --SALARRUE--

4 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Pues para mi que no tienes papá 🤣🤣🤣

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    2. Hola, Soy Fernando :>

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    3. Si,confirmo con el de arriba, subnormal 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🖕

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