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sábado, 29 de diciembre de 2012

YANIRA RENEÉ Y EL MILAGRO DE NAVIDAD




Escrito por: Edgardo Reyes
Amaneció el 24 de diciembre, en la víspera de navidad, todos están felices al llegar la noche buena, la fiesta se llena de obsequios y se vuelve  mágica para cada niño del planeta.

Aunque esta noche una niña se encuentra muy triste, su familia no esta completa; sus padres están separados, no por falta de amor, sino por culpa del destino, su padre había viajado en busca de nuevas oportunidades hacia los Estados Unidos, dejando en El Salvador a sus seres queridos, su esposa y su pequeña hijita Yanira Reneé, quien nunca abandonó la fe y en su corazoncito anidaba la esperanza que aquella noche llena de amor y milagros le traería su obsequio mas deseado;  la niña era una fiel creyente de la magia de la navidad pero esta vez el espíritu navideño no lograba abrazarla.

Ese día transcurrió entre las carreras de siempre, su madre haciendo compras de último momento, los preparativos de la cena para disfrutar con la familia, pero Yanira Reneé por primera vez en su vida no  logro contagiarse con el espíritu de las navidades.

Llegó la noche y la familia se reúne, los tíos  juntos con los primos llegaban felices esperando las 12 para destapar sus obsequios, a las 11 de la noche todos  se reúnen en la mesa con su ponche en mano para narrar historias en familia, su madre y su tío; contaron aquella historia que siempre repetían una y otra vez, pero que Yanira Reneé por alguna razón nunca había escuchado, esta vez puso mucha atención al relato,

“-Pues si- dijo su madre -nadie nos cree… pero esa navidad, cuando yo tenía unos 8 años y escuché ruidos en el techo de la casa, Salí corriendo al jardín         ¿ y…  que creen?  ¡Santa estaba allí!  su trineo estacionado  en el techo  y el señor gordo bajaba a entregarnos los regalos, nadie quiso creer en ese entonces, ni nadie me cree ahora,  pero digo la verdad.

-Todo es cierto- dijo el tío,  yo no vi a Santa, pero si la parte trasera del trineo cuando se fue volando dejando la casa.

Como siempre todos gozaron  de aquella ocurrencia, y las burlas no se hicieron esperar, seguian de  bichos mentirosos, lo soñaron los cipotes  o la pólvora los hace alucinar.

Pero Yanira René sonrió y su corazoncito empezó a abrigar una esperanza, la navidad ya no era tan triste ¿y si Santa en verdad existe?, ¿le haría el milagro de la navidad?, solo debía desearlo con todo su ser, con toda su alma y es posible que  le escuchara, nadie tenia el corazón tan puro como el de esta pequeña, ni deseaba tanto ese obsequio , entre pasaditas y risas se llegó la media noche, Yanira Reneé dio un salto al escuchar decir -¡son las doce,  ¡Feliz Navidad! esta vez poseída por el verdadero espíritu navideño  corrió hacia la acera de su casa, sus ojitos buscaron con nerviosismo el carruaje de Santa, pero no vio nada, que decepción, solo un gato corriendo por el tejado; a punto de derramar lágrimas, bajó su cabezita y  caminó despacio, muy despacito hacia la casa, estaba por entrar cuando oyó un cascabel, y un reno resoplar, regresó a  la acera  y esta vez su carita se iluminó, sus ojitos brillaron y con la boca abierta se puso las manos sobre su cabeza, y exclamó --¡Santa eres real!, ¡en verdad existes!--, grito a su familia, -¡vengan todos santa está aquí! sobre nuestro techo, ¡Santa está aquí!,- saltando de alegría y señalando hacia el trineo,  todos llegaron pero nadie mas lo vió, las campanas de las 12 empezaron a sonar y los fuegos artificiales iluminaron la noche, los cuetes y morteros anunciaron el nacimiento del Niño Dios, y  nadie mas logró ver a Santa, solo el corazón puro de aquella niñita lo pudo ver, Santa le sonrió y con su tradicional

–jojojo- le dijo -¡Feliz Navidad Yanira Reneé!,-  -jojojo-  -¡feliz navidad!-…. 

Le guiñó un ojo y dijo las palabras mágicas a su renos y emprendió el vuelo hacia el sur, Yanira lo vio alejarse y como una estrella fugaz desaparecer en el horizonte,  entraron a la casa y en ese momento el teléfono sonó, su madre contestó, Yanira Reneé al darse cuenta que era su padre, sonrío para si y  dijo agradeciendo con todo su corazón ¡GRACIAS SANTA!…. Luego gritó a todo pulmón

- ¡Santa existe!, y  me trajo un enorme obsequio-.

El 25 de diciembre  el día de navidad los boletos de avión por fin llegaron y Yanira Reneé y su madre volaron hacia San Francisco a reunirse con su padre, y su deseo; ser una familia completa con mamá y papá juntos; al creer en la magia de la navidad, Santa y el Niño Dios se lo concedieron.

Por Edgardo Reyes 

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