Aquella julunera de montaña, como la montaña
denantes: tupida, oscura, llena de lianas y casi sin monte, parecía un gran
caserón con pilares: la iglesia de la sombra. La montaña era
como cosa de en los sueños: una gran callazón, y ruidos que caiban por ratos; como el chillido de
los micos, la risa de los characuacos, el traquido de alguna rama mal
aceitada, o la jerigonza de las loras. Se vivía como en unbajodiagua,
donde sobrenadaran pájaros. En aquel silencio que oprimía el corazón, casi
se nadaba. De cuando en cuando se oiba el ¡pum!... de alguna fruta, que
sonaba como almágana en la tierra prieta y húmeda del suelo. El sol,
doradito, se despenicaba por todos lados, como jlor de guachipilín. Los chejes llamaban a
puertas y ventanas de casitas que nadie abría nunca: "tak, tak,"...
En un descampado estaba la casa de Macario, el aserrador.
Era una mediagua de teja, sin paredes, solita y aflegida en el corazón del Chunqueque.
En aquel tuco de cielo el sol metía un hombro.
El platanar se apoyaba desnudo al haz del tejado; sus carnes eran carnes
tiernas de niño, comparadas con las roñosas y aceradas musculaturas de los
voladores, los cedros, los conacastes y los zorras que lo rodeaban.
Detrás de la casa de Macario estaba el foso del aserradero,
colorado de serrín seco y oloroso. Sobre dos gruesas vigas colocaban las trozas dijuntas para tabliarlas con la sierra roncadora:
"¡Jrum... Jrum...Jrum...!". En cada aliento se llevaba una cuarta.
Como polvo de ladrillo el serrín volaba, manchando de rojo la tierra
oscura. Macario y el compa Cirilo sudaban tieso. Desnudos hasta el umbligo, se
abrían y se cerraban, bregando por rajar de largo los enormes troncos.
Macario, que estaba en el hoyo siempre, por más joven y más fuerte, aguantaba
la calor del juraco y la polvazón de la madera. Con carreta llevaban a
Lempa la tabla en verano, cuando el fangal mermaba tantito; y todo el ivierno
lo pasaban encerrados en la montaña, cortando a ronquidos la troza
enorme del silencio.
***
Pero, un día, Macario no regresó del Lempa. Vendió su carga y sejue dejando en la montaña a laTina y al
cipote, al compa y a su hermana. Se jue con la Cholita , una brusquita de
trece años. Llevaba pisto en puerca y la llevó al Salvador, onde decían quera
alegre con ganas y galán de vivir.
Allí se lió a puñaladas con un chofer; y
fue a parar a la península, con tres años encima.
***
En el tranquil de la celda, en el friyo de la madrugada, soñaba a veces con su
casa en la montaña; oibaclarito
el "¡Jrum... Jrum... Jrum...!" de la sierra; el grito de las loras;
el crujido de las ramas y el "tak tak," de los chejes llamando a la
puerta de una casita, cerradita y llena de amor como su corazón
arrepentido. Sentía mesmamente el olor del aserrín de cedro: un olor
que le hacía llorar por la Tina
y el cipote.
Cuando despertaba y se veiya en la escurana de la cárcel, continuaba llorando y se
arrodillaba para pedir al Señor su libertad. Dos años le faltaban, ¡dos
años!... Cada vez que pasaba por la carpintería del plantel, se robaba una
puñada de serrín de cedro: y por la noche se estaba en su celda oliendo,
oliendo...
Se jue apagando corno candil reseco.
La melarchía lo postró muy pronto. Se quejaba, se quejaba y no podía
dormir. El enfermero le puso morgina; y
él soñó clarito, clarito, que llegaba a su casa y que Cirilo y su mujer
cortaban con la sierra un tronco prieto, quera él mismo. No le dolía, sólo lihacía cosquillas. De su cuerpo caiba un aserrín colorado, colorado, más que
el del cedro; y vio que la Tina
pepenaba una puñada y lo olía y decía: "Jiede... núes palo
duro, no aguanta, jiede... Güeliera, si juera de palo valiente.
Tiene shashaco el corazón!"...
Y Macario amaneció dijunto.
CUENTOS DE BARRO ---SALARRUÉ---
alguien podria ser tan amable de decirme que significa chunqueque?
ResponderEliminarAl guien me puede desir cuáles son las características del cuento serrín de cedro
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